Dentro de pocos meses llegará el buen tiempo y es muy posible que comiences a planificar unas buenas vacaciones, posiblemente para conocer algún país de la Unión Europea al que aún no hayas viajado.
Existen diversos aspectos que debes tener en consideración de forma previa, antes de ponerte en marcha. Hablamos por ejemplo del precio del vuelo, los posibles alojamientos para el tiempo que tienes pensado pasar en el país de destino, sitios donde probar la gastronomía local, las prendas que vas a llevar contigo… Todos estos aspectos son muy importantes, pero con mucha frecuencia la gente suele pasar por alto algo realmente decisivo: la sanidad.
Si eres el afortunado beneficiario de un seguro de salud privado que te dé cobertura médica en tus vuelos al extranjero, quizá no necesites continuar leyendo este artículo. En todo caso, deberías tener muy claras las condiciones precisas que tienes contratadas y asegurarte de que tendrás cobertura total en el país al que vas a desplazarte.
Para las demás situaciones, lo más óptimo que podrías hacer para volar tranquilo adentro del espacio de la Unión Europea es solicitar la llamada Tarjeta Sanitaria Europea. Este título personal y también intransmisible, otorga a sus beneficiarios el acceso completo a la sanidad pública de los países de la UE durante permanencias temporales, como pueden ser vuelos vacacionales, por estudios o empleo, siempre y cuando estemos hablando de necesidades sanitarias ineludibles.
Derechos sanitarios que otorga la Tarjeta Sanitaria Europea
Los beneficiarios de la TSE tienen derecho a recibir la misma atención médica primaria que los residentes del estado al que se mueven. Esto no significa, sin embargo, que la atención sea 100% gratis y universal (como en el caso de España). Por servirnos de un ejemplo, si viajamos a Francia, deberemos pagar el cargo que corresponda a los servicios sanitarios (1€ para una consulta y 10€ para el médico), todo esto teniendo en cuenta los posibles reembolsos que puedas solicitar con posterioridad. Por lo tanto, es bueno conocer anticipadamente el proceder de la sanidad del lugar al que vamos a moverte.
Además tampoco podemos pasar por alto que la Tarjeta Sanitaria Europea no es un seguro privado de aventura. Esto es, no va a cubrirnos el gasto en medicinas, medicos privados, repatriaciones o bien intervenciones no cubiertas en el ámbito de la Seguridad Social del estado de la UE en que te encuentres. Claro está, menos aún está ideada para facilitar el llamado "turismo médico". No salgas de tu país con la única coartada de operarte o recibir cualquier tipo de atención sanitaria en el país de destino.
¿Quiénes pueden solicitarla y de qué manera?
Cualquier persona con acceso a la sanidad gratuita en España tiene la posibilidad de pedirla. Es decir, si eres cotizante de la Seguridad Social eres un adjudicatario en potencia de la Tarjeta Sanitaria Europea.
La tarjeta es totalmente gratuita y puede obtenerse en la totalidad de los llamados Centros de Atención e Información de la Seguridad Social (CAISS).
La petición puede hacerse de manera directa por la red (en la web de la Seguridad Social) o por teléfono. Se envía por Correos y suele tardar en llegar al buzón del peticionario unos 10 días, teniendo una validez máxima de dos años.
¿En qué territorios tiene utilidad?
La TSE puede utilizarse en todos los países de la UE: Alemania, Austria, Bélgica, Lituania, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, Bulgaria, Rep. Checa, Rumanía y Reino Unido. Asimismo en el Espacio Económico Europeo: Islandia, Liechtenstein, Noruega y en Suiza.